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TELOS. Cuadernos de comunicación e innovación.
Julio-Septiembre 2005 - Nº 64 Segunda Época.
Cuando el signo publicitario –la marca- que es macizo, material –por estar económicamente declinado-, siervo del objeto publicitado al que busca vender como si fuese único, aún sabiéndolo igual a tantos otros, se encarna en pura espiritualidad transobjetual en nombre del Fantasma Máximo de la “Comunicación”, hemos topado de nuevo, amigo Sancho, con el espíritu de la reacción: el que insiste en que lo real es el Branding (la marca platónica) y lo fantasmático la estrategia publicitaria específica, la campaña. Es decir, atentos a la conclusión, ya que no es manca: El “Poder de la Marca” es una cuestión de fe, un embeleso digno del Original, rito y culto, y no un mundano profano hilo argumental que tiene como fin la persuasión mediante retortijones lingüísticos, un poco de humor a veces, tópicos tranquilizadores, escorzos e insinuaciones de la Copia. Oremus.